miércoles, 19 de octubre de 2016

Secundaria y padres

Hace poco tuve una platica con mi hermana que me hizo dar cuenta de cuanto cambian las cosas con el paso del tiempo y cómo es que permitimos que cambien la forma en que vivimos nuestra vida. Ella es una adolescente que como era de esperarse busca estar sola en su cuarto, platicar con sus amigos por Facebook y ver videos en Youtube.
Recordé mis años de secundaria y los "chats" de papelitos que se paseaban por el salón para chismear de lo que fuese, también de cuando nos poníamos de acuerdo para salir a la misma hora al baño (cuando las amigas iban en grupos diferentes o en talleres distintos) y platicábamos como si no hubiéramos acabado de vernos en el receso. Los profesores que parecían aterradores pero después del primer bimestre parecían los tíos bromistas de la familia. Los prefectos que sabían perfecto cuando mentías y no tenías pase para salir del salón. Cosas que afortunadamente disfruté.
Pero ahora las cosas son muy diferentes. Ya no se va a las fiestas a bailar y echar desastre con los amigos, ahora sólo van a beber y ponerse tan mal como les sea posible antes de tener que volver a casa o de que vayan a buscarlos. Los novios ya no son de manita sudada y con uno que otro beso, ahora se mandan fotos hasta de las anginas y buscan llegar lo más lejos posible en el listado de bases que te hacen más "experimentado". Las materias reprobadas pasaron de ser culpa del alumno a ser culpa del profesor. 
Los padres se quejan de que los jóvenes de hoy son más rebeldes, indisciplinados, no acatan reglas y pasan sobre la autoridad que se supone representan los papás. Pero siendo realistas, buena parte de lo que pasa con los hijos es por causa de los padres. Esos padres "buena onda" que nunca regañan, que aplican el "X están chavos", son los mismos que después están pariendo chayotes preguntándose "¿Por qué a mi?".
Es hasta cierto punto valido echarle parte de la culpa a los medios, a las redes cibernéticas, al smartphone que les da acceso a tanto en tan poco tiempo. Pero todo eso no les llegó sólo, los padres que nunca tienen tiempo y prefieren cubrir esa falta comprándoles lo ultimo en laptops, teléfonos, planes para que nunca les falte el internet y sobre todo, horas de ocio que los jóvenes aprovecharán viendo todo lo que internet puede ofrecer. 
Esos padres que te castigaban y te hacían ver tus faltas se están acabando, y creanme que hacen falta.
La secundaría es un tiempo que no vuelve, es ese momento en el que no eres un joven pero tampoco un niño, es el limbo, y es cuando más guía necesitan. Seguro habrá miles de formas de justificarse hasta que ocurra algo que los haga darse cuenta de lo mucho que se han perdido en la vida de sus hijos.

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